Vuelve el moai: Chile y Rapa Nui impulsan restitución de patrimonio cultural


El moái Hoa Hakananai’a fue retirado de la Isla de Pascua hace más de ciento cincuenta años y actualmente se exhibe en el Museo Británico. El gobierno chileno respalda la solicitud de devolución al Reino Unido, como parte de un reclamo patrimonial y de los procesos de descolonización y reconocimiento de los derechos culturales de la comunidad rapanui.
Cuando los ingleses lo desenterraron en 1868, el moái, de 2,42 metros de altura y 4 toneladas de peso, se encontraba en una vivienda ceremonial, con la espalda hacia el mar y mirando hacia el cráter del volcán Rano Kau. Allí, en tiempos antiguos, los habitantes de la isla nadaban hasta un islote cercano en busca de huevos del ave manutara, y quien los conseguía primero era proclamado persona sagrada de la tribu durante un año.
Gobiernos chilenos de períodos anteriores también intentaron recuperar esta estatua monolítica, pero el Museo Británico se negó. Recientemente, desde enero de 2024, las redes sociales del museo se vieron inundadas por mensajes de ciudadanos chilenos exigiendo la devolución del moái bajo el lema “Devuelvan el moái”, lo que llevó a la institución a limitar los comentarios en Instagram y TikTok ante la masiva presión pública.
Historia, colonialismo y descolonización del moái
El moái Hoa Hakananai’a es una escultura icónica pero, además, una de las figuras más representativas de la espiritualidad Rapa Nui. Es un reflejo de su cosmovisión y de sus tradiciones. Su nombre significa “el amigo escondido” o simplemente “el escondido”, y es uno de los pocos moai tallados en basalto, una piedra volcánica mucho más resistente que la de otras piezas.
A mediados del 1800, tripulación británica se llevó un moai de lo que hoy conocemos como la Isla de Pascua y hoy la pieza se exhibe en el museo briánico.
Para situarse en un contexto histórico a mediados del 1800 no había regulaciones patrimoniales pero la comunidad Rapa Nui nunca permitió formalmente que extrajeran el moai. Por eso, durante los últimos años se pide su devolución, por el valor espiritual que tiene para los habitantes de la isla.
Esa sustracción es solo un ejemplo, en una cadena de apropiaciones culturales que ocurrieron en la época colonial. Desde hace años Chile y la comunidad Rapa Nui reclaman que el moi vuelva a casa. Desde su lugar, Fihrm respalda la restitución y el rol que cumple la Federación Internacional de Museos de Derechos Humanos es acompañar estas iniciativas y visibilizar casos de apropiación cultural a nivel internacional.
La restitución de objetos es fundamental para que la comunidad reconecte con su historia e identidad. Y además, pone en jaque las narrativas coloniales.
Devuelvan el moai
Estos son los debates —y los problemas— que se presentan en el mundo poscolonial. Existe una pérdida de conexión de las comunidades originarias con su propio patrimonio, lo que se traduce en una deuda histórica: la imposibilidad de estas comunidades de vincularse con sus legados ancestrales. La discusión sobre estas piezas es sobre su repatriación, pero también sobre cómo se ha gestionado históricamente su desplazamiento y cuidado.
En las redes, como nombramos anteriormente, hubo movimientos que agitaban eslóganes como “devuelvan el moai”, lo cual genera una conversación y pone en el centro del escenario una temática pero no profundiza en los antecedentes o el contexto histórico de la pieza. La comunidad Rapa Nui trabaja para no perder el vínculo con su patrimonio y extender ese trabajo colectivo explorando cómo otros objetos culturales, incluso los que ya no están en la isla, pueden ser parte de este proceso. Esta dinámica permite evaluar la calidad de la conservación de distintas colecciones alrededor del mundo y encontrar la mejor forma de gestionar las restituciones.
Hoy es la temática que atraviesa a los museos del mundo, la necesidad de participar en debates y discusiones sobre descolonizar las instituciones, lo cual no implica únicamente la restitución de objetos a sus comunidades de origen, sino de incluir voces históricamente silenciadas y revisar las narrativas que atraviesan las instituciones.
Fihrm a través del mundo
Este caso, que es un emblema para la comunidad museística, sobre todo por la relevancia que tiene un museo del calibre del Museo Británico, es un ejemplo para otras comunidades que buscan recuperar su patrimonio. Los procesos coloniales han acallado voces y controlado narrativas hegemónicas y casos como estos ponen en jaque esas estructuras de poder.
El lugar que ocupan organizaciones de derechos humanos como Fihrm es el de dar respaldo y visibilizar, volver aún más legítimos estos reclamos y dar voz a las comunidades originarias que reclaman por el reencuentro con su propia historia.
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